Nos propusimos crear vinos inspirados en personas reales, en padres de familia. Esta es la historia de Graciano y Cacho.
El primero de ellos, Graciano, es un homenaje a Don Graciano Araujo, quien comenzó el legado familiar, padre de Carlos Araujo, creador de la bodega. Este vino es el reflejo de su vida y estirpe, una muestra de su personalidad coherente, equilibrada y apasionante. Como él, el vino se presenta potente y amable a la vez.
A la vista, Graciano despliega una intensa y profunda tonalidad rojo rubí. En nariz, nos regala un encuentro elegante con aromas complejos a frutos rojos y especias, junto con delicadas notas que revelan su paso por barricas de roble francés. Finalmente, en boca, se siente un equilibrio perfecto entre sabores frutados y taninos dulces y maduros, producto de un blend especialmente seleccionado por nuestro enólogo.
Por otro lado, Cacho es el Malbec de alta gama que rinde homenaje a Carlos Araujo, fundador de nuestra bodega y el corazón de esta historia de trabajo, familia y amor por la tierra.
Cacho es el resultado de años de experiencia, cuidado y búsqueda constante de excelencia. Su color es un rojo intenso y profundo. Su aroma es poderoso y elegante, combinando frutas rojas y negras —ciruelas y moras— con sutiles notas de tabaco y madera, gracias a sus 18 meses de crianza en roble francés.
En boca, Cacho ofrece taninos suaves y delicados, perfectamente equilibrados con la acidez y el alcohol. Mantiene la esencia de la fruta propia del varietal, dejando un final largo y placentero que invita a seguir disfrutando. Cacho es, en pocas palabras, la grandeza de lo simple.
En este Día del Padre, queremos celebrar con ustedes el legado que nos dieron estos hombres, a través de estos vinos que son más que una botella: son historias, valores y memorias embotelladas.
Brindemos por ellos, y por todos los padres. Gracias a sus enseñanzas y fuerza, la familia que continúa creciendo con el mismo amor y pasión que ellos nos transmitieron.
¡Feliz Día del Padre de parte de toda la familia Araujo!